QUIQUE GONZÁLEZ Y LOS DETECTIVES
03/04/2016
Auditorio UC3M, Leganés, Madrid
Fotos: Carlos García
En los últimos años, son muchas las crisis que han convertido al negocio musical es una especie de selva en la que subsistir como se pueda. La subida del IVA, la crisis del negocio y luego la económica, la piratería y otros reveses han conseguido que esto sea un oficio de locos, y digo oficio para los que, afortunados o no, viven de ello.
Fuera de modas, creyendo en lo que hacía desde sus comienzos, abrumando con su sinceridad y buen gusto y el trabajo de quien se nutre y enriquece sobre el escenario, el señor QUIQUE GONZÁLEZ ha ido demostrando que el talento, a veces, supera cualquier barrera, incluso en un país tan difícil para el buen gusto como España.
Damos gracias porque haya músicos del calibre de QUIQUE capaz de conmover, de imaginar música y letras tan trabajadas, de forjar un rock de corte intimista, de aires folk, conocedor de un sonido de gran elegancia, la que maneja como pocos en un alarde de emoción e intimidad sobre los escenarios, en un festín musical del que somos partícipes.
Lo somos desde sus inicios, de todos sus discos, de esa calidez musical y vocal que desprende a la hora de cantar, de ponerse a escribir sus primeras notas hasta que tiene un disco acabado, para después, “atacarnos” en donde se mueve con un gusto inusitado, el escenario.
Es ahí donde durante muchos años ha trabajado a sangre y fuego, demostrando su sinceridad musical con cada canción, con cada álbum, con cada gracias que ofrece sobre las tablas, sabiendo que su público está con él, y que cada vez ha ido aumentando gracias al buen hacer de su creador.
Es así como nos plantamos en 2016, cuando muchos pierden seguidores en cuanto al aforo el crece y da un pasito más. Lo ha vuelto a hacer con su intimista y emocionante “Me mata si me necesitas” donde nos declaramos sus “amantes musicales” necesarios para mezclarnos con él como oyentes.
Empezaba la gira con vicisitudes varias decía, pero nosotros a lo nuestro, quién podría decir o pensar eso cuando el «maestro» es capaz de hacer lo que les cuesta a muchos, llenar y colgar sold out en la entrada y además por dos noches consecutivas. El escenario de la Universidad Carlos III de Leganés presentaba dos llenos absolutos para verle en directo.
Nosotros teníamos oportunidad de disfrutar de su segunda noche, domingo de tarde nublada para iluminarnos gracias a la riqueza musical que Quique tenía entre manos. Tras la buena acogida en redes y comentarios aumentaban las ganas de poder conocer in situ los nuevos temas, de ver cómo sonaban en directo.
Un auditorio completo, entre los que veíamos caras conocidas como la de Carlos Raya, amigo y colega de Quique, otro grande en esto de la composición. Para este disco y gira unos Detectives a su lado, grandes músicos que hacían brillar una gran noche.
Decía antes que el artista hacía mención a las dificultades del comienzo de gira, pero sobre el escenario se sobrepone y junto a esos detectives musicales abrazaban el equilibrio que manejan con “Se estrecha el corazón” gusto lento y silencio absoluto, incluso respeto en la oscuridad, sin móviles deslumbrando en el comienzo, dejando protagonismo a la escena.
Incluso en los momentos de equivocación se crece, porque sorprendía Quique a medio camino en “Sangre en el marcador” haciendo hincapié en su error en las letras y con desparpajo y esa sinceridad que mencionaba, repetir y volver a comenzar. Risas y aplausos, gritos y vítores, esos que se repetían en los muchos silencios de afinación, con tranquilidad y respeto mutuo.
Una cara A la del disco que desgranaba en el mismo orden, siguiendo con “Charo” uno de los mejores temas que, cómo no, contaba con la increible Nina de Morgan al frente. Cámaras y aplausos, gritos de “guapa” y “grandes” para gestionar un bello tema para cerrar esa cara inicial con “Cerdeña”.
Ponía punto y seguido Quique a su nuevo disco para dar paso a clásicos de «Salitre» y compañía. Sonando cortes como “Dónde está el dinero” presentada con la humildad pero gracia de Quique, para llevarnos por “Caminos estrechos” en un juego de luces y fondo, que nos movía del rojo al azul, del gris al claro metiéndonos en un ámbito teatral magistralmente estudiado.
No podemos dejar de mencionar un vistoso escenario que como comentaba se prestaba teatral, a modo de calle, con farolas, un letrero que dibujaba “asturiana de zinc”, una cabina telefónica de estilo londinense y una ventana con sombras de persona, muy detectivesco todo.
Majestuoso y brillante, acompañado de violín, hammond y toques muy clásicos como los que dibuja en cortes como “Crece la hierba” y una sin duda querida “La ciudad del viento” que representó con exactitud y brillantez, bajo toques intimistas de comienzo en solitario que lidera su personalidad y voz.
Cara B de su nuevo trabajo con el tranquilo sonido celta de “Ahora piensas rápido”, la dulce “Orquídeas” que desprende una melodía contagiosa al rock más vivo de “Relámpago” y el sonido de bar “No es lo que habíamos hablado” tranquilidad y ritmo coral bien curtido.
Casi dos horas para despedirse momentáneamente bajo gritos de “otra, otra” devolviendo el sonido con “Pequeño R&R” y “Su día libre”, a lo intimista de “Kamikazes enamorados” dejando un regusto de vitalidad y emoción del que pocos son capaces.
La comunión y el respeto mutuo entre músicos y público se conjugaba como no podría describirlo un libro. Una actuación de auténtico rigor y ejemplaridad, más de dos horas de cercanía y desparpajo personal de la que no podemos decir nada más que esto: “Gracias, Quique”.
Miguel Rivera