RAYDEN – «Sinónimo»
Warner Music
A David aka RAYDEN el tiempo le ha dado la razón. Pero más que todo eso, el músico alcalaíno ha sabido salir de ciertas etiquetas, saltándose estigmas, labrando una carrera musical tan envidiable como aplaudida.
Siempre he sido defensor de quien arriesga, de quien se aleja de esas etiquetas que a veces son pequeñas «cárceles» impuestas para, sin miedo alguno, liberar su creatividad y dar a entender, en este caso, el rap de una manera distinta. Quizás el más purista nunca llegue a entender eso, y quizás por ello, la música de RAYDEN no es para todo el mundo, pero ese mundo que le escucha es más amplio y listo que el resto.
Y digo listo como forma de entender al inteligente que abre su mente a nuevas corrientes, esas en las que este treintañero ha querido formular dentro de su propio concepto. El suyo es el del que ahonda en la palabra, el rap como fondo y música melódica como formato, todo aderezado por esos guiños que ofrecen artistas del indie como colaboradores para formular un estilo propio y consolidado.
No hay nadie igual, y eso le hace diferente a la par que más atractivo si cabe. Pero para hacerlo como él lo hace hay que valer. En eso no hay quien le discuta, es un joven Quijote afincado en la palabra del castellano actual, dándose a entender pero dibujando frases y contextos críticos, sociales, que tan pronto hablan de política o de sociedad como del amor, y en esa carretera musical el dibuja un camino tan inusual como exquisito.
Y de exquisitez va esto, porque «Sinónimo» complementa su «Antónimo» y siguiendo con la formulación que comenzó a plantear años atrás, el músico vuelve a ofrecer una brillante lección musical de quien entiende con pasión, sentimiento y honestidad todo lo que hace.
Todo ello le ha valido para que músicos de otras vertientes quieran, de forma sencilla y humilde, colaborar en su música, dejando huella, porque todo lo que hace tiene su sentido y gusto. Ese mismo gusto es el que escuchamos en un brillante álbum que escuchar, entender y disfrutar.
Pasional como pocos, capaz de confluir en «Un Solo ser» junto al romántico poeta que es Andrés Suarez dibujando un precioso corte, con la personalidad de Rayden en lo vocal pero ejerciendo y dando forma a un tema pop mágico de los que embriagan y emocionan.
Pero «Lo primero, bondad» un misterioso inicio a piano, intenso, pasando al derroche vocal de guitarras «Gargantua» demostrando su talento rimado, a lo vintage de lo que viene a ser la cuidada parte instrumental de un «Haz de luz» brillante nuevamente, al nivel de exquisitos temas como «Puertas». Viene a ser éste seguro otro hit de sus conciertos, ese hábitat donde Rayden da un paso al frente con uno de los mejores directos con banda que podemos ver en la actualidad.
Se maneja siempre con un gusto estudiado, en lo musical y en lo presencial, con una pose y estilo propios de anuncio de Emidio Tucci, como bien dejan ver muchas fotos promocionales. Y en ese manejo del gusto, una compañera ideal, Bely Basarte, con la complicidad de quienes se conocen muy bien y forjan un sentimiento tan especial, dedicado en letra como «Careo» con videoclip bien representado, y el gusto de un estribillo sentido, pecoso bajo una base más bailable y electro.
La crítica social y política contra la corrupción del que fuera el primer adelanto hace ya un verano «Habla bajito» otra lección compositiva en lo letrístico, pasando por el rap melódico de elegancia de corbata «Levedad» con la personalidad única en lo vocal que añade Ivan Ferreiro, puro hechizo.
Clase musical «F.D.M.P.P.A.» atiende, escucha y degusta, con otro estribillo contagioso, uno de los temas que más brillan en lo musical y de base especial. Y con ese brillo de inspiración encontramos «Los dioses también sangran» donde el rap toma mucha medida, bajo una calidez y cadencia majestuosas, sentida e intensa, «que te duela que no duela» porque casi duele.
Su ya conocido «Caza de pañuelos» en una nueva clase de crítica contra el machismo y la violencia de género, y mostrando cierta psicodelia como no podía ser menos en «Mangata» forjada para que la magia de Rufus T. Firefly con el brillo vocal e instrumental de Víctor y la característica forma de tocar de Julia. Juntos todos dibujan otro tema de forma estelar, que conjugan dos voces tan personales idealizando todo el conjunto.
Con Pablo López forja «Abrazos impares» de mayor épica, donde el piano da sentido a las palabras intensas de Rayden para que Pablo muestre la delicadeza que le conocemos emocionándonos y poniéndonos los pelos de punta. Y como último, «Lo segundo, el talento» que en el caso de David es lo primero, porque es todo eso abrazado por una producción propia exquisita.
Un antónimo y, ahora, un sinónimo, que vienen a ser muchos: elegancia, gusto, talento, brillantez y magia para definir el valor, valentía y originalidad, una huida sincera de las etiquetas para dar rienda suelta a una personalidad, la de un RAYDEN sencillamente mágico.