RAYDEN
17/02/2018
Círculo de Arte, Toledo
Fotos: Fernando del Castillo
La palabra como arte en un lugar que conlleva ese término, «Arte» en el Circulo de Arte de Toledo. RAYDEN continúa y de qué manera, con muchos sold outs por la geografía nacional presentando, suma y sigue, su trabajo «Antónimo», que no le está reportando mas que alegrías.
No es para menos, es un músico y banda que hacen un todo, capaz de dejar con la boca abierta a cualquiera que le vea. Olvídate de las etiquetas, de los géneros, RAYDEN se maneja con la palabra en la boca y estilo visual únicos, como pez en el agua sobre el escenario. Cuenta cosas ciertas, da lecciones o mejor dicho, recomendaciones para vivir esta vida mientras gira el mundo nuestro alrededor, porque al fin y al cabo, estamos de paso.
Lo hace todo con un estilo impecable, a la hora de cantar, de fundirse con la voz de Basarte en su querida «Vía de escape» o con la fuerza o sentimiento, según el tema, de su compañero de fatigas vocales Mediyama, con la energía de bases que otorga DJ Mesh o Héctor Groel en presencia. Es una bandaza que se apoya en canciones que disparan fuego lírico, que enamoran o que simplemente hacen que aprendamos de «Mi yo de ayer» que todos conocen por donde va.
Con eso, nos fuimos a Toledo a descubrir, en un recinto diferente como es el Círculo de Arte, visualmente impactante que con casi 500 persona vivió otra gran noche.
Empezar a botar con la energía rockera de «No hago rap» sin que su «Pólvora mojada» impida disparar con las palabras para aprender con «Mi yo de ayer» diciendo todo lo que piensan y cambiando de tercio para su momento que denomina»egoísta» en «Mi pequeño torbellino» para ese bebe que ya es de todos, que el público mece en volandas cantando al unísono con Rayden al frente.
Que la esencia brutal y rollo funk salga a relucir en «Pan, circo, ajo y agua» mientras el rap contundente cae como un «Meteorito» sobre nuestras cabezas para seguir «Haciendo cuentas» y saber hacer incisos para dar las gracias al público, ese que hace que cada concierto sea posible y que ellos estén arriba disfrutando y haciendo disfrutar.
Con el contagio y emoción qué mejor que apoyarse en su querida Bely Basarte ante el griterío y nube de móviles para seguirles en su «Vía de escape» que es pura dulzura y química sobre el escenario. La esencia y brillantez compositiva de «Amalgama» es otra de las que calan hondo con su densidad junto a la épica de «Ubuntu» sin darnos cuenta dela hora musical a la espalda.
Entre las bromas típicas con el público entre Medi y Rayden, con regalo de muñeco de Goku o un fan subiéndose a hombros de otro para rendir homenaje a Bola de Dragón ante un sorprendido cantante, se dibujaban sonrisas para entrar en una «Nebulosa» ante ese «Sastre de Sonrisas» que tenemos delante.
Manejando la palabra, luchando por hacerse entender entre reverb de sala y una faringitis que no impedía hacerle un «Pasillo de honor» con ese final de fiesta que tiene sentimiento puro y vocal «Imperdible» deliciosa magia para engancharnos y reencontrarnos «Haciéndonos los muertos» para explotar ante la «Matemática de la carne».
Lo de RAYDEN tiene letra pequeña convertida ya en un libro mágico, ese en el que se abren y cierran puertas, tema que echamos en falta, siendo definitivamente egoistas, donde resulta casi una grosería su mención ante dos horas de directo que nos dejó a todos satisfechos.
Poder contar el «yo estuve allí» en una gira de alegrías, donde el maestro, tras tal derroche siempre tiene tiempo para desplazarse al merchan a ver a los suyos. Todo eso complementa la de por si magia que tiene un artista imprescindible en el mundo musical.
