RUBÉN POZO + ISMA ROMERO
22/05/2015
Teatro Barceló, Madrid
Fotos: Miriyé
La desaparición de Pereza fue una noticia triste para los que gustábamos del rock chulesco, de esencia clásica y de sonido abierto. La banda madrileña se pateó escenarios hasta llegar a lo más alto, dando una oportunidad al rock y abriendo los oídos de mucha gente, los que renegaban del estilo y los que no. Los que gustaban de esencias duras como del pop.
Grandeza de dos músicos, Leiva y Rubén que como muchas otras veces, por cuestiones diversas, decidían hace unos pocos años comenzar sus carreras en solitario, separándose en el camino. Con distinta fortuna pero con la misma magia, ambos han logrado cada uno su hueco musical, algo difícil en horas bajas para la música en general.
RUBÉN POZO ha sabido aflorar y emerger nuevamente con “En Marcha” una segunda obra que ahora sí, plantea una amalgama de sonidos de esencia rock pero con canciones con cuerpo, elegantes por momentos, divertidas en otros y rockeras puntualmente, pero con un concepto y voz que recoge el alma de quien ha bebido de diversos estilos y épocas. Como bien nos dijo hizo la mili en Buenas Noches Rose para licenciarse con Pereza.
Ahora tocaba turno de defender dos discos y una expectación mayor en este segundo y notable asalto. Lo mejor de Rubén, como ya pasara anteriormente, es su capacidad para gustar, con ese toque tan chulo, a jóvenes y no tanto, a rockeros y gente más pija. Poco importa si la música te llega, y a razón de lo visto en Teatro Barceló de Madrid, el artista está en su momento.
Gran acogida en su parada madrileña de la gira “En marcha” algo digno de mención cuando además la noche la abría la promesa de lo que fueran ellos antaño. ISMA ROMERO es un jovencito valenciano que ha tomado cuerpo y forma en delgada rock star que va a dar que hablar. Lo ha hecho ya con su primer disco “Antes de que esté prohibido” donde maneja las formas con clase y tino.
En escena, sus temas suenan bien, no hace falta más que escuchar «Veintitantas promesas», el rock vivo de «Nueve años más» o el rock más clásico de «Antes de que esté prohibido». A falta de curtirse sobre las tablas, la banda suena elegante y se ven muy buenas formas de lo que será un gran referente, si todo va bien. Fantásticos hits como «Gotas suicidas» que suena más canalla y rockera, le hace sintonizar de gran manera con el público y deja la vista puesta en él.
Despierta mucho interés, y la cosa le venía al pelo. Se le ve entusiasmado y disfrutando sus canciones. Quizás algo faltos de ritmo entre temas, todo vendrá, la banda tiene mucho que decir y se presta como gran relevo generacional en el rock de índole actual.
Con todo llegaba el momento de RUBÉN POZO. El madrileño salía el último a escena para, con el público con muchas ganas, desvelar la primera de la noche dejando claro que va “Todo p’adelante” que junto a “Tonto de tanto” ponían el ritmo inicial desgranando su nuevo álbum. Dejaba clara la conexión con su gente, con coros y sabiéndose los temas, lo que animaba a un Rubén bien secundado por su banda y con las gafas de sol como referente de imagen. Rápida y bendecida sorpresa “El cartero” recuperando sensaciones de su antigua banda y de paso, reencontrándose con muchos seguidores que gustan de temas con tanto poso y calado.
Genial, nostálgico y divertido. Porque es un pequeño showman, curtido ya sobre las tablas, sabiendo manejar los tiempos y el orden que para eso está “Rucu” otro de sus grandes hits, cantada por el respetable y sonando como debe sonar, que para algo el Teatro Barceló se ha convertido en una elegante y muy pero que muy atractiva sala para directo.
La diversión en “Chatarrero” dedicada a su joven guitarra que hace también las veces de teclista, mientras que el punto con cuerpo lo encontrábamos en “Esta es mi canción” un gran tiempo de “En marcha” que en vivo conecta “Como cualquiera”.
La cosa iba pa’ arriba “Grupis”, “Pegatina” y su fabulosa “Me quieres destrozar” single que ha crecido el paso de los días y que la gente se sabía de principio a fin. “La chica de la curva” será su nuevo vídeo y aprovechaba para hacer el gamberro y pedir el fervor de su gente “coño!” que para algo lo estaba grabando de cara a su próximo clip. Antes, un poco de política, algo extrañísimo para declarar que el día sin música podría llamarse “no votar al PP” pidiendo el apoyo por Manuela Carmona para cambiar las cosas, ole. (dicho y hecho)
Tras el pequeño mitin a su modo “Madrid” cómo no, qué mejor momento y que gran suceso musical, ese que levanta los gritos y nos mueve al pasado, con un Barceló mágico para llamar a “Margot”.
Tocaba comenzar a decir adiós, un bis, supongo que un buen trato y vuelta al escenario, con calor pero que la chupa no falte, diciéndolo con “Nombre de canción” y cerrando, pues como en su disco, de forma muy particular con “Starman”. Una versión de Bowie a la española y “perezosa” más que particular, que gustó y que servía para cerrar en modo extendido de guitarras, con fuerza y escupiendo rock and roll.
Foto finish para las redes y un «muchas gracias», sentido y de corazón, en su reencuentro, y seguro que más de una reconciliación musical con alguno. Rubén ha vuelto, en disco y en directo, como mejor se le conoce. Con chulería.
Miguel Rive
