Lago Naranja Records
Dice la letra de «Lafayette» en su inicio «cuando me pierdo pienso en ti, como una huida metafórica» y esa huida con metáfora es la representación mental de lo que produce una escucha de un disco de Rufus T. Firefly.
Una infinita búsqueda de sensaciones y logro espiritual a la par que emocional es lo que consigue la banda de Aranjuez a cada obra que lanzan. «El largo mañana» es el ‘largamente’ esperado nuevo disco de la banda liderada por Víctor Cabezuelo y Julia Martín-Maestro, con que el que como era de esperar, vuelven a sorprender y hacer realidad el sueño de muchos.
La banda lo había presentado ya en directo antes de su lanzamiento, y algunos privilegiados seguidores ya lo habían escuchado tiempo antes al hacerse con su preciada versión en vinilo. Ahora, ya disponible en todas las plataformas de streaming, conseguimos sumergirnos en su particular cosmos musical con el que no puede quedar nadie indiferente.
Quince años de carrera, sublimes discos a su espalda y una confirmación como «Magnolia» para ya estar en boca de todos, porque todo llega y todo queda.
Víctor Cabezuelo asienta la formación en un plano astral musical diferente a todo, con su sonido particular y unas canciones y letras que, dentro de su particularidad, se han abierto a muchos oídos gracias a una calidad en conjunto superlativa.
Si antaño se les comparaba con Tame Impala, ahora los de Aranjuez dan una vuelta de tuerca a su sonido a lo largo quizás de su disco más sexy, una sensualidad equiparable al sonido de Marvin Gaye y el soul con reminiscencias de los setenta donde todo suena a la perfección y en la que nada sobra. Con Juan Feo y Marta Brandariz, la fusión instrumental y la química de todos ellos sobre el escenario vuela, lo que traducido al sonido de estudio es una de las mejores obras musicales de la nueva década que mira al pasado.
La elegancia es lo que mejor define su nuevo sonido, que lidera de forma muy trabajada el contador de historias que es Víctor. La psicodelia y la lisergia musical siguen presentes, pero la instrumentación y el sonido de los 70 (también en lo visual) fusionan en un nuevo estilo que muestra una intensidad más bailable a la par que sensual, de indudable valía. De un inicio como «Torre de marfil», que es pura evocación a la voz con lentitud embriagadora en forma de apertura, que va progresando para que los coros y percusión tomen protagonismo como si acariciásemos una nueva droga musical.
El cambio de registro e intensidad que supone «Lafayette» es el nuevo despertar en un cosmos en el que ya andamos inmersos, un giro de volante para un rock más intenso en el que la percusión es muy protagonista, guitarras exquisitas y coros de Anni B. Sweet para redondear una de las mejores piezas del álbum.
De pronto explota el tinte más sexy y setentero con otra obra maestra de calidad y cadencia «Me has conocido en un momento extraño de mi vida» recordando los mejores tiempos disco en los que un groove lo inunda todo, conectando y dando sentido a todo con «Polvo de diamantes», revelando la importancia del orden de las canciones para dar significado a un álbum.
Ese regusto setentero explota en psicodelia instrumental con otro estribillo romantizado para que con «El largo mañana» entendamos la razón de titular un disco, puede que sea la pieza más brillante, dulce y emocionante siempre con el toque de percusión al frente, mientras que los sintes y un Víctor embriagador nos abraza con un abrazo lleno de amor. Y en ese estado de embriaguez nos despiertan con la potencia de «Sé dónde van los patos cuando se congela el lago» que nos lleva a recuperar de alguna forma sus dos anteriores trabajos y nos abren la puerta de salida de su universo en la cuidada y aterciopelada «Selene», devolviéndonos al mundo real, al que quizás, tras su escucha no queramos volver.
Rufus T. Firefly sigue explorando su propio camino, alzándose como una de las formaciones más increíbles que nos ha podido dar la música en este país y que sirve de reclamo para cualquier momento, porque sus canciones son puro amor lisérgico con la que soñar y evadirnos de este mundo, ahora mucho más amable en sus brazos.
