SANTERO Y LOS MUCHACHOS
06/03/2014
Costello, Madrid
A día de hoy y a pesar de las dificultades económicas hay gente que busca continuar con sus proyectos e ideas creativas y es digno de agradece, más si cabe si uno de esos músicos es Miguel Ángel Escribá, figura visible de los geniales La Pulquería, que mientras se toman un descanso indefinido el músico valenciano aprovecha para dar rienda suelta a ideas que no tenían cabida en la banda.
Es así y como rodeado de familiares nace SANTERO Y LOS MUCHACHOS un giro de tuerca al completo, buscando la calidez musical, el estilazo y buen gusto de quien mama música de los 60 y 70, de quien tiene buen fondo de catálogo en los oídos y de quien gusta acercarse a uno en lo íntimo y profundo.
Lo mejor, la búsqueda de nuevos caminos completamente alejado de lo ya conocido y es ahí donde los primeros cuatro temas en forma de EP de SANTERO Y LOS MUCHACHOS atrapan en una estrategia comercial que dará como resultado otros dos EP’s, el próximo en unos meses, del que darán cuenta en internet a su vez.
Ni cortos ni perezosos comenzaban su trayectoria en directo en Valencia y días después en Madrid, donde el céntrico Costello vivía o mejor dicho, revivía la esencia y magia musical de otros tiempos. Clase en la vestimenta, siguiendo un patrón de épocas pasadas y buen gusto. Nos quejamos de la poca innovación y bandas nuevas pero luego no apoyamos muchas veces la escena.
Jueves noche y en esta ocasión unas 50 personas para unos todavía «desconocidos» daban cuenta del genial ritmo que marcan los ritmos cálidos pero con una energía contenida «Gusano» buen volumen y bonita voz por parte de Miguel Ángel bien secundado por «Los muchachos» y no tan jóvenes, con ese coro de dos veteranos que le dan presencia y empaque a los bonitos coros.
Desbordantes y únicos con cierte esencia de bolero «Esté donde esté» cuya parte final cala en los huesos, y tienen ese ritmo y aire clásico gigante en «Buenos y malos» mamando géneros y romanticismo varios, ese que dejan ver sin miedo en una gran y potente versión del «Quizás» mientras vibramos con pura «Dinamita» y la dedicada «Danny boy» mientras que casi en el final «Aun» nos recuerda a los ecos más tranquilo y veraniegos de La Pulquería, sencillamente únicos.
Esa magia setentera, tanto en vestimenta de estilo ranchero, instrumentos y sonido que calan en directo muy profundo, hacen vibrar, emocionan, suenan conjuntados y exquisitos por momentos, abriendo un bonito camino a un proyecto musical tan cercano como tan vivo y bello. Que la próxima vez no os lo cuenten.
Miguel Rivera