No ha sido este el mejor año para la música en directo, es más, ha sido fatídico para la misma, dejada por las administraciones, con las bandas buscándose la vida para poder tocar de manera segura y totalmente controlada, haciendo ver que la cultura es segura en todo momento. A pesar de ello, muchos grupos han seguido editando canciones y discos que no han podido presentarse, o cuando menos, no de la forma en que pensaron sus canciones para directo.
SILOÉ fue uno de los grupos que, antes de descubrir lo que se nos venía encima, lanzo su última obra “Metrópolis”, un lavado de cara para un concepto de una de las bandas con más proyección, en un trabajo cuyas canciones estaban muy pensadas para ser disfrutadas en vivo y en festivales.
De pronto, todo eso cambio, y Fito y Xavi tuvieron que reinventarse nuevamente, aportando su granito de arena en confinamiento con diversos lives y reinterpretando sus temas con algunas colaboraciones como Miss Caffeina, para seguir en activo y regalando música sus seguidores.
Ambos han querido tocar como se pudiera y vieron en el concepto electro acústico una fórmula válida, en reducidos aforos, sentados, con mascarilla y tranquilos pero emocionados. Eso es lo que pudimos vivir ayer en Moby Dick, sala que les volvía a acoger con todo agotado en dos sesiones, la de tardeo y otra algo más «nocturna» para, en dicho formato, reencontrarse con su público “a la luz de las velas”.
Y eso es lo que consiguieron, hacernos subir al cielo desde nuestros asientos, con un público que se iría emocionando en la tranquilidad de una sala recogida, con formato íntimo gracias a esas velas que inundaban el escenario para que Fito a la voz y Xavi a guitarra y teclados, ofrecieran ese recorrido más personal si cabe a través de sus canciones.
Agradeciendo en todo momento ese apoyo a la música por parte del respetable, de quienes pagan una entrada de 15€ por verles en las circunstancias actuales y por saber fundirse con la emoción que desprenden letras y voz de Fito.
Con “Ni niebla” nos fundíamos en el intimismo de uno de sus grandes legados, haciendo “Sombra de ti” y perdiéndonos en la tranquilidad que aportan unos “Cerezos” que no veíamos pero sentíamos desde la cercanía y tranquilidad de una Moby Dick reinventada también. Fito es de esos cantantes que saben dejarse querer, agradecer y dejar atrás la palabra “confinamiento” ese en el que a ellos mismos les dijeron de aparcar la música y acogerse a las ayudas pero donde tomaron la decisión de «tirar para adelante».
Con esa entereza la magia musical llegaba en un completo repertorio repleto de efusividad y maravillosa interpretación “Luna menguante” con más fuerza que en disco, para brindarnos ese regalo romántico “Tal como sucedió” y llegar a su particular visión de un directo.
Son Fito y Xavi dos músicos a los que gusta sorprender, e incluso ahora, se bajan del escenario para “acercarse” dentro de las limitaciones al público. Pegados a la barra, reclamando la pureza de la jota y sabiendo sacar su punto más intimista con “Contemos aullidos” recuperando sus comienzos y cantando frente a un Marwan que quiso acercarse a sentir su magia.
Con ritmo y nuevamente agradecidos, desde la tranquilidad de la butaca, de gestos que no vemos tras las mascarillas pero que sentimos entre los que nos encontrábamos frente al escenario, llegaba el turno de “Sigo pensando en ti” uno de los cortes más vibrantes y controlados en este formato junto a los acordes de la bella “Julieta”. Conseguían erizarnos el vello ante la dulzura y personalidad vocal tan cálida de Fito para, ahora sí, tirar de la electrónica con la que se concibió “Metrópolis” para el baile, ese que ahora es imposible en vivo y que manejamos sentados con los brazos en “Levita y ven” y “Súbeme al cielo”. Un final por todo lo alto en dos canciones, dos títulos que gritamos en alto para despedir el maldito año.
SILOÉ, a la luz de las velas, se dejaron sentir, nos abrazaron en sentido figurado y nos fusionamos para sentirnos agradecidos por lo que la música ha aportado, sigue aportando y aportará en el futuro. Que la magia y los sueños nunca se pierdan ni en 2021 ni nunca.
Texto y fotos: Miguel Rivera