SONISPHERE
25-26/05/2012
Auditorio John Lennon, Getafe
Fotos: Tom Hagen
Lo mejor de SONISPHERE en su spanish version es que poco a poco se ha convertido en una cita anual obligada para todos los amantes del rock duro y lo hace como evento que empieza a crear escuela afianzándose por fin como una de los reclamos rockeros más esperados.
Así y con todo se ha acertado en su nueva edición en Getafe, primero adelantándolo en el tiempo, de julio a mayo donde los calores no son tan acuciantes, y segundo, escogiendo el que fuera recinto del Electric Weekend, el Auditorio John Lennon de asfalto que evitara la polvareda y suciedad provocadas en las anteriores ediciones dentro del conocido Open Air de la localidad madrileña.
En cuanto al cartel, sin duda Metallica vale por todo y es la excusa perfecta para al menos, comprar la entrada de un día, más si cabe el conocido como disco “negro” iba a ser tocado en su totalidad. Además de estos pesos pesados como Slayer, Machine Head o un estandarte del grunge de los 90 como Soundgarden servían como platos fuertes entre mucho rock gótico, Evanescence y Within Temptation.
Viernes 25 de mayo
El viernes comenzábamos andadura en un concierto algo descafeinado de Limp Bizkit. Sus mejores tiempos considero han pasado dejando a un lado esa rabia para ofrecer una pose rapera algo deslucida y chulesca que se salva gracias a temas como “Rollin” o “Take a Look Around” clave musical de Misión Imposible que sirvió para que muchos se acordaran de la grandeza de la banda perdida con los años.
Plato fuerte aunque unas cuantas veces visto ya era el de Offspring que o no vienen en años o tiran de repertorio en unos cuantos meses por partida doble. La juventud y la veteranía se daban cita conjunta para corear esos estribillos facilones que marcaron época en muchos estudiantes en los noventa. “Come out and Play”, “All i Want” o “Self Steem” serán siempre temazos a pesar de no escucharse con el volume que debiera la voz de su líder.
Paradise Lost tiraba de clase y oscuridad azul en el segundo escenario dejando una buena esencia, esa que en su reciente «Tragic Idol» han querido recuperar mirando al pasado. Así llegábamos al punto álgido ese que suponía tras 15 años la vuelta a los escenarios de Soundgarden, y quizás por la expectación suscitada la misma se convirtió en densidad y pesadez al ver algo diferente a lo esperado.
Chris Cornell no llegó a conectar con su público y las canciones, antaño geniales sonaron densas y con algún acople, a pesar de grandes hitos como “Black Hole Sun” que no pudieron salvar los platos de quien era el cabeza de cartel del primer día y que no supo dar la nota que se esperaba de ellos. Y es que en líneas generales resultaron tediosos haciendo que más de uno se dispusiera a charlar y beber más que escuchar su propuesta, antaño grandiosa.
Al fondo Machine Head comenzaba a sonar mientras nos alejábamos del recinto en busca de transporte particular dejado de la mano de Dios en los lejanos polígonos colindantes.
Sábado 26
A sabiendas de las grandes distancias y el cúmulo de gente que se esperaba el segundo día, hicimos acto de presencia en los alrededores del festival bien pronto para alimentarnos y refrescar el gaznate si bien el calor, las horas tempranas y demás parafernalia extra festivalera hicieron que entráramos tarde con Children of Bodom y Within Temptation habiendo repartido lo suyo en conciertos dispares en cuanto a sonido.
Metallica era la gran estrella y da igual si vienen cada dos años o pasan cinco el caso es que Hetfield y compañía son los grandes monstruos de siempre y el “Black álbum” merecía la atención de más de 50000 personas que aclamaron de principio a fin el estruendo musical impecable que reservaban.
Pantallas gigantes, fuegos y espectacularidad calculada consiguieron el desenfreno y los cuernos de todo el respetable, “Hit The Lights”, “Master of Puppets”, “The Shortest Straw”, “From Whom the Bells Toll” daban buena muestra de sus clásicos más conocidos,. “Enter Sandman”, su imperecedero “The Unforgiven”, “Nothing Else Matters” el orgasmo musical era tal que la locura invadía las primeras y últimas filas. Todo el mundo acudía a una “película” de oscar, manual metálico aplicado a la perfección que despertaba comentarios como “impresionantes”, “lo mejor que he visto nunca” o “la hostia puta” rugían en el aire con los cuernos en alto.
Impecables y realmente entregados en una actuación pocas veces vista por una banda que nunca defrauda te guste más o menos en ese directo. Así pocas bandas quieren salir después, de hecho Evanescence tuvieron que retrasar media hora su actuación algo que no pareció importar a los miles de fans que esperaron a ver a Amy Lee tras muchos años de ausencia. Piano y baladas se mezclaron con grandes canciones de una banda que si tuvo un cierto retroceso en su segundo disco parece haber recuperado aire con su nueva y homónima obra. Y cambiando de escena Fear Factory se vio obligado a cambiar de escenario mientras nos despedíamos de la nueva edición de Sonisphere.
Vuelta al coche tras una larga caminata en un buen festival, sin grandes alardes en su cartel y cuyo hándicap a pesar de la mejoría de escenario fue el pequeño camping que achacaron muchos campistas, las grandes distancias entre los polígonos y el recinto, la escasa sombra y el precio (8€ mini de cerveza y kalimotxo y 16€ de cubata) que en tiempos de crisis duelen aún más.
Miguel Rivera / Álex Cotarelo