SONISPHERE
31/05/2013
Auditorio Miguel Ríos, Rivas Vaciamadrid
Mira que es complicado en los tiempos que corren conseguir que un festival asiente la cabeza en un lugar y ciudad determinada y se vaya haciendo mayor. A lo largo de todos estos años en la prensa he asistido a numerosos eventos al aire libre de uno, dos o tres días, ciudades y Comunidades variadas que han visto una apoteosis inicial y caída o desaparición fulminante poco después.
Cambios de ubicación, de días, recintos y localidades creo no ayudan a que un festival envejezca y crezca con su gente, pero a día de hoy son muchas las complicaciones para asentar un evento de grandes dimensiones en verano.
Dicho esto, SONISPHERE poquito a poco y sin llegar a cuajar de la manera que han hecho Bilbao BBK, Viña Rock o Azkena Rock se ha ido haciendo hueco en nuestras agendas. Lamentablemente también se ha visto perjudicado por la crisis y por los cambios de lugar, siendo este último año el más diferente sin duda.
Cambiamos nuevamente de recinto pasando al Auditorio Miguel Ríos de la localidad madrileña Rivas Vaciamadrid, para a su vez dividirse y quedar en un solo día con mismo cartel en dos ciudades diferentes de forma consecutiva. Viernes 31 de mayo en Madrid y sábado 1 de junio en Barcelona.
Seguramente los catalanes han sido más afortunados teniendo en cuenta que el cabeza de cartel IRON MAIDEN decidía colarse a las 20:30 horas para sus actuaciones, algo un poco incomprensible para los de la capital que con trabajo o no seguro vieron más complicado llegar a horas tempranas para poder verles.
Aun así y con todo, son tiempos de crisis, el festival se acercó a las 30000 personas según sus organizadores, lo que es un buen resultado teniendo en cuenta que los mismos actuaron en Bilbao el lunes en el comienzo de gira europea y que el sábado harían lo propio en Barcelona.
El cartel se prestaba realmente heavy este año, y dado que fueron horas tempranas (las 15:00 horas daba comienzo Voodoo Six) no sería hasta entrado el concierto de NEWSTED cuando haría presencia. El tufillo Metallica se desprendía con agrado en canciones «Long time dead» y «Nocturnus» mientras que «Whiplash» nos aplastaba recordando a sus antiguos compañeros. Un concierto curioso para su nuevo proyecto del que tampoco pudimos ver gran parte.
Las fantasmales GHOST irrumpían seguidamente, donde lo que más llama la atención es el crecimiento de los suecos en el último tiempo.
Viendo su puesta en escena podemos decir que es llamativa por eso de ir encapuchados y ataviados de negro en plan monjes con su frontman como una especie de Papa de la muerte. Un poco de cera para su nuevo trabajo “Infestissuman” y cortes como “Elisabeth”, “Stand by him” o “Satan prayer” llamaba la atención de curiosos, gente que iba cogiendo sitio o los que entraban de primeras al festival.
Entre cervezas y paseos iban entonándose con “Year zero” y “Ritual” y como decía impactando de alguna forma por su vestimenta, si bien el sonido algo pobre no dejaba disfrutar de una propuesta que, y no nos engañemos, no resulta nada novedosa ni especial. Llamativos.
Así y sin darnos cuenta llegábamos a las 20:30 horas, momento estelar con mucha gente ya de IRON MAIDEN horas tempranas
que cuesta entender y que lamentablemente cortan un poco la vistosidad ya que creo que una hora después haría brillar más a la banda inglesa, que como era de esperar dadas las alturas del año, comenzaban su actuación, con retraso por cierto, con el sol aún cayendo.
Pues lo de MAIDEN fue más que curioso, de menos a más pero en general con un sonido del que cabía esperar bastante más. Que sí, que el viento siempre complica y hace menos llevadera una actuación por las idas y venidas del sonido pero señores, siendo ellos no puede ser que comiencen dejando al público tan frío.
Espectacularidad sonando “Doctor Doctor” y dejando ver a Eddie en cortinas de fondo cambiantes durante cada temas y una representación de un iceberg representado también en un vídeo introductorio haciendo presagiar una noche gélida impropia de este loco mayo y fechas tardías.
Entraban con Dickinson en lo alto con “Moonchild” y “Can I play with madness” entre la algarabía y la cara de sorpresa. Viento o no, el sonido iba y venía de forma brutal y daba un poco igual dónde se colocara uno. Bien engrasada la máquina musical inglesa la voz de Dickinson se hacía poco audible mientras escuchábamos frases de “dale chicha” o “que suban el volumen” y es que podíamos hablar entre nosotros mejor que en un bar lo que dejaba claro que algo fallaba.
Quizás debido a eso la comunión entre banda y público arrancó con tardanza, la que esperó a gritar Dickinson con su conocido “scream for me Madrid” y a la que respondió el público como merece.
Evidente era que el sol hacía brillar poco el espectacular escenario y juego de luces, impactante en lo alto con un equipo de dimensiones gigantescas mientras cómo no sus Eddies iban haciendo acto de presencia representando discos, de pirata, con luces, estático, automático, ya sabemos de lo que son capaces y más cuando “Maiden England” es la gira.
“2 Minutes 2 Midnight”, “Afraid to shoot trangers”, “The Trooper” y su emblemático “The number of the beast” impresionaban por el potencial de una banda entregada, con Dickinson como siempre saltando y correteando por el iceberg en forma de plataforma ocupando todo el scenario.
Sonido que fue mejorando poco a poco y subiendo en decibelios para disfrutar con “Run to the hills” y su Eddie
piratesco, la fantástica “Wasted Years” y “Fear of the dark” donde miraras por donde miraras fue cantada por un público que sin ahogar llenaba en gran parte el recinto y gradas.
La traca final vendría con “Aces High” “The Evil that men do” y “Running free” todo ello con Steve Harris muy activo, Dickinson como un niño corriendo de izquierda a derecha y juguetón con su público y el espectáculo pirotécnico de petardos y fuegos que daban ya sí color en la noche.
Grandes siempre, perjudicados por el viento, sonido y una primera media hora con demasiada luz pero que aun así supo convencer a las más de 25000 personas congregadas.
Plato fuerte que antes de las 00:00 ya había acabado pero quedaban tres grandes menús finales. El thrash de unos ANTHRAX que en mi modo de ver han perdido con la incorporación de Joey Belladona, por mucho que fuera el “original”. El impacto visual y potencia de su anterior frontman no lo acaba de reemplazar y eso que no puede negarse su actitud metalera, los cuernos le acompañaban de la mano como si de un resorte se tratara y movimientos que no le dejaban quieto un momento.
I’m the law”, “Among the living”, “Caught in a Mosh” encendían a su gente, muy entregada por cierto en la parte baja, mientras que curiosamente sería “TNT” de AC/DC la que levantó los brazos y fue cantada por todos. Cortes como “I’m Alive” o “Indians” suenan verdaderamente como un torbellino en directo, y la banda deslumbra por su mala hostia sobre el escenario, más si se marcan cortes como “In my World” o “Antisocial” conocida aunque no te guste la banda. Todo además con recuerdo en imagen de Dio y Dimedag. Potencia.
Tocaba el turno de MEGADETH y la noche alcanzaba cotas frías impensables para estar ya a 1 de junio, ¿cambio climático? El caso es que parecía más invierno que el casi comienzo de verano. Pero poco importa cuando Mustaine y sus muchachos aparecen en escena, muy tecnológicos con imágenes por ordenador de fondo y en dos pantallas en las que unos vídeos más que llamativos acompañaban cada tema de gran forma.
Repertorio más que bien estudiado, su moderna “Trust” y la poderosa “Hangar 18” encumbraban a un grupo que ahora sí, sonaba con un potencial propio de un festival como este. Mustaine desnudaba su particular garganta y hacía disfrutar con clásicos de la envergadura de “A tout le monde” recordando sus mejores tiempos, “Countdown to extinction” o “Sweating bullets” todo ello bajo la técnica depurada de su guitarra.
Impactantes imágenes traseras que conectaban las canciones con perfección y un gran volumen, sonido limpio para “Super collider” que supone una bomba sonora para presentar su nuevo trabajo y su mítico “Symphony of destruction” para cerrar con “Peace sells” impecable y el bis de rigor, en este caso “Holy wars…”. Explosivos.
El retraso provocado por la tardanza de Maiden hizo que más de media hora más tarde fuera AVANTASIA el último en salir. Por ello mucha gente salió casi corriendo del recinto al terminar Megadeth, craso error señores. Si hubo una sorpresa en la noche esa fue el proyecto de Tobias Sammet, quien por primera vez pisaba suelo español con su proyecto operístico.
Sencilla puesta en escena, y un track list y colaboraciones espléndidas hicieron que junto al mejor sonido de la noche, potente, limpio y nítido nos hiciera quedarnos sorprendidos. Primero por la potencia que derrocha siempre Tobias, segundo por el buen elenco de músicos y grandilocuencia de temas como “The Scarecrow” con Ronnie Atkins a las voces. Sorprendente y precioso el emocional «The story ain’t over” junto al mítico Bob Catley y por supuesto espectacular “Reach out for the light” donde el “pelado” Michael Kiske salía a escena entre sorpresa y estupor del público.
Un ciclón sonoro y belleza musical operística, sinfónica y heavy con “Breaking Away” junto a la grandísima “Farewell” nuevamente con Kiske y Amanda Somerville, lo que dio mayor empaque a todo el conjunto. No quiso dejarse nada Tobias y también contaba con Eric Martin en temas como “Dying for an angel” para cerrar con Catley, Kiske y Somerville en “Sing of the cross” y “The Seven Angels”. Impresionante sorpresa, lo siento por los que se fueron.
Sin duda, lo mejor del festival Avantasia por su puesta en escena y sonoridad, la mejor del evento con diferencia, lo peor, el sonido inicial de Maiden, el precio de la bebida (8€ mini de cerveza en los tiempos actuales es caro) el viento y el frío, que ya está fuera del control de nadie. En resumen, un interesante elenco de artistas y mucho heavy para una parroquia variada en edad y sexo que disfrutó en Madrid de un plato metálico en un final de mayo más frío que el iceberg inglés.
N.R. Para que nuestros lectores no se extrañen o piensen en un trabajo descafeinado, lamentablemente no contamos con pase de fotos propias a diferencia de otros medios digitales y, debido a las restricciones impuestas por Iron Maiden, tampoco hay foto pública que poder usar para acompañar un reportaje que, curiosamente, encabeza la banda inglesa.
Fotos: Tom Hagen
Texto: Miguel Rivera