THE CURE

11/11/2022 WiZink Center, Madrid

Hacía muchos meses que esperábamos la vuelta de The Cure a Madrid, tras su visita en tiempos pre-pandemia cuando Mad Cool les acogió. Era el turno de regresar con gira mundial aun sin nuevo disco en la calle pero con la colección de canciones que llevan entristeciéndonos y haciéndonos sonreír a partes iguales desde hace décadas.

Un WiZink vistiendo espectacular como el sonido de un directo que volvió a ser maratoniano, porque parece que los gigantes de los 80 y 90 están dispuestos a sacar músculo escénico para apoyarse en el «cuanto más largo, mejor». No sé si mejor pero excusas musicales con una carrera tan dilatada tienen de sobra, otra cosa es que merezca la pena o no alargarlo tanto por momentos.

the cure wizink center

Los británicos volvían para otorgar mayor oscuridad a la noche capitalina, con un recinto entregado en cuerpo y alma a los devenires siniestramente enamoradizos de la nave gótica que maneja con tino, gran voz y cierta timidez un eterno y enchufado, Robert Smith.

Es The Cure una de esas bandas que tienen un repertorio mundialmente conocido, acordes o teclados que nos llevan a decir «ah, esta» recuerdes o no su título, y esa magia no la tienen tantas bandas a lo largo de décadas y generaciones.

Poderoso sonido para arrancar una velada perfectamente ejecutada con «Alone», la deliciosa «Pictures of you» y «Closedown», de esos tiempos que nos aclimatan para estallar en uno de sus primeros y más queridos singles, ese «Lovesong» que enamora y rompe el corazón a partes iguales.

the cure wizink center

En su impoluto y depurado sonido, nos llevan al recuerdo de El cuervo con su tema «Burn» donde la imagen de Brandon Lee se me sigue apareciendo en su estribillo. Smith también guarda hueco para un nuevo tema «And nothing is forever», con el público en silencio, también algo quieto, porque hay que guardar fuerzas, simplemente por su segunda mitad o para aguantar cierto tedio que siempre rozan a mitad del recorrido con pasajes ambientales de cadencia infinita donde agradezco tener asiento.

Momentos en los que ir a por cerveza o acompañar a ir al baño, no por aburrimiento pero s´í por aprovechar los tiempos que nos deja un caminar recto «Charlotte sometimes» o «Push» para tirar de una mayor fuerza en «Shake dog shake».

La melancolía a veces puede ser eterna, pero Robert y compañía aun metidos en su mundo oscuro bajo pasajes estirados como un chicle consiguen mantener un hilo fino de comunión independientemente de sus largas instrumentaciones, porque en el fondo sabemos que volveremos a elevarnos y vaya si lo hacemos.

Su carrusel de canciones finales nos llevan inevitablemente al éxtasis, son todo hits generacionales y no hay que buscar más. La banda lo sabe y aun en su concentración sonríen, mientras que Robert, para dar gusto a los suyos se mueve despacio hacia cada lateral retando a esa unión definitiva en su mundo de bellas tinieblas, y nosotros vamos de la mano entre lo divertido y evocador que proponen.

«A forest», la imprescindible «Lullaby» y los teléfonos en alto para su repertorio en el que bucear soñando cual peli de Tim Burton, el que componen el baile «The walk», «Close to me», lo indispensable de «In between days», el amor de un viernes cualquiera que lanzan al aire en «Friday I’m in love» como éste y elevarnos al cielo con «Just like heaven» donde Robert asegura que sus «Boys don’t cry», pero sí, también lloramos y nos emocionamos con ellos.

Un final de canciones con mucha más luz que el recorrido medio y tenebroso en el que por pasajes extendidos podemos llegar a desconectar, pero cuyo repertorio finamente estudiado que no por repetido sigue gustando.

Un amor eterno de oscuridad y luz final para un concierto en el que volvimos a ser jóvenes, acariciamos nuevamente una nostalgia de unas canciones que, pase el tiempo que pase, seguirán siendo parte de nuestras vidas para, en un viernes como este, volver a sentir ese oscuro amor con el que salir por la puerta enamorados de nuevo haciendo saber que nuestra relación con ellos sigue viva.

Miguel Rivera

Promotora: Live Nation