Iberdrola Music, Villaverde
13/07/2024
En su séptima edición, Mad Cool Festival puede celebrar que su mejor cabeza de cartel haya sido la inexistencia de sobresaltos. Como todo en la vida siempre hay algún margen de mejora, pero queda claro que, tras siete ediciones y las quejas con sentido del pasado año en su nuevo espacio, Iberdrola Music de Villaverde, el macrofestival madrileño por fin ha salido airoso con la mejor edición organizativa que se recuerda.
The Killers y Avril Lavigne, baile y nostalgia ante 57000 fans
The Killers repetían tras dos años de su última actuación en el evento, y quedaba claro desde el principio que los norteamericanos podrían ser un fijo de cualquier festival. No banda con tantos hits ni voces ayudando por parte del público conociendo sus canciones, un cierre de evento que es toda una fiesta como volvieron a demostrar con su garra, buen rollo y ese frontman llamado Brandon Flowers incuestionable.
El cantante eterno, un maestro de ceremonias como él mismo se presentó en español que no defrauda, amén de ser un guapo de película, porque de guapura hemos ido sobrados también en este Mad Cool con Damiano y Dua Lipa hacernos sentir envidia.
No les hace falta venir con nuevos discos, prácticamente siguen viviendo de sus rentas y poco importa, Flowers y compañía son sinónimo de buen gusto y baile, todo con una elegante y sencilla escenografía, donde su inicial ocultaba el piano desde el que muchas veces Brandon brillaba y animaba a sus acólitos, en una figura que luce como quien se viste de boda, primero con chaqueta blanca y luego morada en su recta final, haciendo destacar su impoluto tupé y sonrisa blanca y brillante, toda una estrella.
Se mueve, agita a su gente y disfruta, tanto o más que nosotros. Los de Las Vegas son una banda de festivales, todo suena en su sitio y la alegría es nuestra compañera, porque ante «Spaceman», «Human», «Somebody Told Me» o «When You Were Young» no queda otra más que rendirte.
Todo es nostalgia y épica maravillosa, «Read my Mind» y, por supuesto, «Mr. Brighside», que ya han superado la barrera generacional, en la que puedes ver padres o chicas de veinte años detrás al son de «pero qué guapo es», porque los viejóvenes también gustan.
De por medio, un numerito de subir a un fan español llamado Daniel y marcarse acompañamiento a la batería en «For Reasons Unknown» con selfie final para su momento de gloria y posteridad, uno de esos números que está bien estudiados aunque sorprendan al respetable.
Segunda vez en tres años pero podríamos verles una y otra vez, The Killers son The Killers, con o sin temas nuevos, viven del pasado y así será siempre, ya tienen un legado infalible para eventos como este.
Era esta una jornada en la que la otra gran esperada nos hacía retroceder a los 2000. Más de una década sin venir, la última vez en la que vi a Avril Lavigtne fue en Campo de las Naciones junto a Pereza en 2004, con un primer disco que la hacía volar al estrellayto mundial.
La diva y santo y referencia del pop-punk vive ahora una segunda juventud, tras haber sobrevivideo a la enfermedad de Lyme, haberla «sacrificado» como si fuera una doble tiempo atrás y con un nuevo disco de 2022 «Love sux» con el que reclamaba su trono, la generación milenial y otras muchas se agolpaban en el escenario principal para reencontrarse o verla seguramente por primera vez.
Muchos y diversos rostros sonreían y se emocionaban al verla salir y montar su particular fiesta remember. Ataviada como si casi fuera invierno ante los 30 grados que nos azotaban- sudadera, botas altas de cuero-, nos lanzaba corazones musicales como «Girlfriend», «My Happy ending»; «I’m With You» resonaban en nuestras cabezas haciéndonos retroceder a otra época.
Público muy variado en cuanto a aspecto y edad para ver a la gran estrella canadiense que, aunque con un legado indiscutible de pop-punk chicloso, noté algo descafeinada en cuanto a fuerza musical, pero claro, cuando suena «Complicated» y, en especial, «Sk8er boy» hemos de aceptar que Lavigne siempre será eterna. De por medio, Bring Me The Horizon, que también repetían unos años después de tocar con Rosalía en Valdebebas. Los ingleses eran el comodín de rock metal del festival, y había gente expectante por verlos, a pesar de que la banda salió a escena con media hora de retraso después de más de veinte minutos de tenernos con una turra sonora como hilo musical.
Parecía que salieran molestos, porque los gritos de Oli y la contundencia de la banda sonó mucho más dura que cuando el año pasado nos visitaron en Vistalegre, pidiendo perdón por el retraso y alegando que no fue culpa suya. Un repertorio durísimo, con temas como «MANTRA», «DArkSide» o «Kool-aid» ofrecían musculatura de metal moderno, mientras que su parte final con «Can you feel muy heart» o «Throne» mostraban esos sonidos más melódicos, con Oli ofreciendo su espectáculo en «Lost», corte en el que se bajaba al foso para grabarse con el público.
Un directo el de BMTH diferente a todo lo visto en la jornada (y el festival) con los sonidos más duros del evento, todo bajo una actuación que, con la salida de Jordan Fish de la banda, ha perdido una baza importante que lleva a los ingleses a enlatar gran parte de su música electrónica.
Y no podemos dejar de lado la fuerza hard rock de las jovencísimas The Warning, que abrieron la jornada con toda la fuerza de las hermanas de Monterrey caldeando más el ambiente a base de guitarrazos y fuerza de los temas de su reciente y notable disco «Keep me fed». Una banda que seguir de cerca y que ya tienen una buena base de fans en España, habiendo llenado recientemente La Riviera madrileña.
Así llegaba el punto final de una séptima edición de un Mad Cool que ha sorprendido para bien, sin sustos ni grandes críticas tras una trayectoria complicada. Habiendo acudido a todas sus ediciones desde 2016 y aunque siempre se puede mejorar como apuntaba al comienzo, la decisión de llevar stands de marcas al fondo dejando libre el flujo de gente pero especialmente del reparto de baños y entradas y, por supuesto, reduciendo el aforo de los 70000 del pasado año hasta los menos de 60000 de esta edición, han hecho que hayamos vivido la llamada «experiencia» como merece.
Texto: Miguel Rivera