TWISTER OPEN AIR
Leganés, Madrid
11/07/2014
Fotos: Miguel Rivera
Aunque hay algunos festivales que parecen decirnos adiós en una coyuntura complicada aun hay gente que decide apostar por este estilo, el del rock y el metal para crear nuevas aventuras musicales.
No sin riesgo pero de indudable calidad el TWISTER OPEN AIR celebraba su primer edición, al calor del Anfiteatro Egaleo de Leganés. Sur de la capital en pleno julio aunque sin las temperaturas infernales que vivimos ahora.
Aun así, solo los más valientes se atrevían a aparecer por dicho recinto a primeras horas, teniendo en cuenta que las 17:00 de la tarde supone una puerta al infierno, ese que viviríamos en el mejor sentido de la palabra por todo lo que ha podido englobar esta primera edición.
De por si podemos decir que ya se prepara la edición del año próximo lo que significa que las cosas han ido bien. En rasgos generales buena organización y mejor recinto, una buena plaza para festivales pequeños de un día como este. Unas 1500 personas de aforo en un coso, para el que no lo conozca de gran altura y caída, y un pequeño coso abajo para los más arriesgados, y es que los pogos y apretones estuvieron a la orden del día con las grandes figuras musicales.
El cartel, ese para sacar pecho por conseguir mezclar algunas de las mejores bandas de rock y metal de Madrid. SÒBER, HAMLET y SKUNK D.F. ahí queda eso, junto a los agresivos y en ascenso VITA IMANA y otras formaciones de menor nombre pero gran calado como TAO TE KIN y YORUBA junto a EL PÁRAMO y ADRIFT.
Cartel completito y variado que hacía el Egaleo poco a poco fuera tomando forma hasta completar el recinto en las actuaciones más gordas. No podíamos llegar por eso de las horas a Yoruba y Tao Te Kin, quienes casi vimos despedirse, con poca gente en las gradas y más en la zona alta del recinto gracias al muro que nos cobijaba del enemigo, el sol.
Poco a poco la entrada de público se iría dejando notar, algunos haciendo botellón fuera si bien algo que destacar del mismo, y gracias a la sala Twister de la ciudad, contaba con algo muy deseado y casi imposible de ver, precios populares en barra. Sí señores, 5€ como en los viejos tiempos o en algún bar malasañero y de Vallecas para refrescar la garganta. Ya podrían tomar ejemplo otros eventos de gran cobertura y apoyos.
Dicho esto, podemos decir que EL PÁRAMO puso la nota de calor, nunca mejor dicho, con esos aires sureños de stoner crudo, directo, de poca vistosidad y mucha sonoridad.
Unos músicos hechos a imagen y semejanza de guitarras a lo Wylde, o esencia Kyuss. Territorio americano en lo que respecta al estilo y género, de pesadez instrumental que decía hola a los que entraban por puerta. Tras la contundencia instrumental y densidad sonora llegaba turno de VITA IMANA.
Con una puntualidad casi medida, la banda saltaba a las tablas para ejecutar una aniquilación bien planificada y a la que no terminan de acostumbrar a sus propios seguidores. Como una apisonadora bien engrasada fueron arroyando tema a tema, dando mayor protagonismo a su ultimo trabajo «Oceanidae», abriendo con «Depredador de Luz», y llegando a su máximo apogeo con su final en «Paranoia», «Quizas No sea Nadie» y por ultimo «Seis Almas».
La sensación general fue de buen sabor de boca de cara a su futuro concierto en Madrid. Sin duda una banda que sabe mejorar año a año, y superarse concierto tras concierto en directo. Temas perfectamente interpretados y escogidos de cara a un directo que supera con creces las expectativas creadas en estudio.
Tras la potencia la melodía, esa que se encumbra con la personalidad de Germán, un gran frontman de unos SKUNK D.F. que nunca defraudan. La grada tomaba ya mucho color, con el sol fuera de «escena» nunca mejor dicho, para que los músicos madrileños se quitaran la «ropa» en forma de desnude musical. «Musa», «Supernova» daban cuenta de la grandeza de su estilo, ese que ellos dominan con personalidad, agarrados al impacto bajistico de Pepe y la potencia de Germán, quien bailando y con sus típicos movimientos se metía al público en el bolsillo.
Primeras canciones coreadas como «En noches como esta» o «Cirkus» mezcladas con la fuera de «Decreto ley» y tiempo de estreno como el de su nuevo tema «Algo grande» lo mismo que un directo que nos dejó contentos en su 20 aniversario, nada menos. De lo melódico a la oscuridad y fuerza de unos HAMLET a quienes nunca se puede ver en mal estado de forma, y menos ahora, cuando Molly recupera fuerza muscular en todos los sentidos.
Qué podemos decir, hicieron lo mismo de siempre, es decir, convertirse en un ciclón sonoro que te deja exhausto. Una apisonadora que toma forma en la voz brutal de Molly, torbellino visual, donde junto a Alberto y Luís se convierten en diablos de un lado a otros. Mulas de carga musical sueltas al libre albedrío con cortes de la envergadura de «Egoísmo» y «Vivo en él».
La banda es una apisonadora en todos los sentidos. Molly lanzando carreras de un lado a otros, saltando a dos montículos de flores para acercarse a su gente, esa a la que en un momento concreto solicitan subirse al escenario, unos veinte que fueron más para realizar un pogo sobre las tablas, puro espectáculo.
Abrazos y brazos en alto para sorpresa del respetable con otra sorpresita que sería ver cantar a Molly abajo, junto a la gente mientras se come un pogo con todas las de la ley y un amigo subido en brazos le vuelve a colocar en el escenario dejando ver otro detalle para la posteridad. Y es que no basta con derrochar mala leche musical sobre el escenario si no frente al mismo.
Toda esa fuerza se exprime en «Limítate» y la intensidad de «Dementes cobardes» para cuando estábamos agotados solo de verles.
Saltos, carreras, nuevamente saltos y locura generalizada en «J.F.» para que se oyera bien alto en un momento político de vergüenza.
Ciclón impresionante que no dejó títere con cabeza dejando el listón muy alto para SÔBER. Venían de una gira intensa con muchos sold out y la expectación habitual para el show más vistoso en lo tecnológico.
Cuatro pantallas de televisión y dos de fondo para efectos de vídeo como vienen haciendo en su gira de «Letargo» su gran y celebrada última obra.
SÔBER es otra de esas bandas con las que juegas sobre seguro, y eso a pesar de ciertos fallos en forma de detalles en las guitarras que fueron subsanados.
Así podíamos disfrutar de repertorio clásico y de éxito como «Eternidad», «Diez años» y «Paradysso» para las cuales debíamos hacer fuerza tras la locura de las primeras filas.
Una vez en grada asistíamos a una gran acogida con temas nuevos como «Blancanieve» y su emocional «Letargo» si bien como siempre son los hits los más efectistas. Coros para recibir «Arrepentido», «La nube» y «El hombre de hielo» todo acompañado de efectos visuales y una gran Ô símbolo de la banda al fondo iluminada y la participación incluída del músico y actor Jony Elias.
Carlos es un buen maestro a la voz, presentando casi todos los temas mientras Bernardini y Jorge secundan con la maestría de dos grandes guitarristas al mismo y Manu golpea sin detenimiento la batería para sonar fuertes en «Loco», ese final apoteósico, esta vez más que nunca cuando y demostrando clase y amistad contaba con Germán de Skunk, Molly de Hamlet y Javier de Vita Imana para recrear un momento único donde los móviles fueron los grandes protagonistas. Flashes y apoyo vocal para los cuatro cantantes en un recuerdo único.
Así es como se termina, de forma grandiosa, en lo que para muchos sería la última actuación, si bien y como recordaría Escobedo entre canciones, quedaba una banda por ver después, Adrift, quienes lamentablemente no podrían terminar su actuación, en el único pero de todo el festival.
Sin duda una bonita apuesta por el metal nacional y en este caso de Madrid para forjar una aventura siempre complicada en esto del metal pero satisfactoria y grande a tenor del resultado. Esperamos la siguiente.
Miguel Rivera / Gonzalo van Rooy