WOLF ALICE

WOLF ALICE 

02/11/2018

Teatro Barceló, Madrid

Promotor: Live Nation

Comienza a ser habitual que la banda británica WOLF ALICE se deje caer por la capital, y es que este verano ya se dejaron ver en el Mad Cool tras verse obligados a cancelar en la anterior edición por la grabación de Visions of Life. Aprovechando su visita en la misma semana a Bilbao dentro de los MTV Awards, la banda liderada por Ellie Rowsell fijaba una única cita en sala en Madrid.

wolf alice teatro barcelo

El Teatro Barceló era el lugar escogido para tan flamante visita, colgando el cartel de «no hay entradas» en lo que viene a ser la revelación del rock alternativo actual. Aunque esa etiqueta se le queda corta al cuarteto londinense, van mucho más allá, recuperando la esencial del rock de los 90 pero con muchos más ingredientes que los hacen más grandes.

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Titubeos con los sintetizadores, melodías ensoñadoras, cierto ristre oscuro en muchos pasajes, psicodelia por momentos y auténtica guerra musical en otros. Es un viaje con mucho sentido pero en formato montaña rusa del rock. Es impactante en lo visual, no necesitan de alardes técnicos o visualmente llamativos. La Barceló los acogía bajo un griterío unánime, liderados por la bella, enigmática, gritona y dulce a su vez Ellie, quien consigue atrapar todas las miradas al cántico de temas majestuosos como «Beautifully unconventional» donde imprime de su belleza vocal a cada nota. Capaz de desgañitarse en ese rock de desgarro y distorsión como «Yuk foo» o mostrarse intensos en «Your loves whore» dejando ver su capacidad de adaptación según el tipo de tema-música que ofrezcan.

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Ahí radica la magia de un grupo diferente, que bebe de esas influencias noventeras pero a las que dan una vuelta de tuerca según les apetece. Y eso conecta en disco pero en directo es más lisérgico si cabe, agotando entradas porque sobre las tablas el cuarteto es una especie de viaje musical que brilla al ritmo visual de bola de discoteca, con la delicadeza y sentimiento de «Don’t delete the kisses» en la que Ellie vuelve a mostrarse como un enigma vocal, un pequeño hada que tan pronto enamora como se enrabieta en locuras musicales como «Formidable cool».

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Esa personalidad musical se ve en sus propios miembros y atuendos, desde el estilo algo mod de su bajista Theo pasando por lo oscuro de Joff y, por supuesto, el encanto y arrojo visual que pretende y consigue una carismática y simpática a su vez Ellie. Ella, capaz de cantar subida entre el público ante la admiración y aplausos de sus fieles, que reconocen cómo funciona la magia musical que desprende «Silk» al estilo grunge alocado con el que arremeten en «Lisbon».

Dibujan así esa especie de montaña rusa musical que manejan como pocas bandas logran a día de hoy.

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Nos dejan atónitos en la fuerza que desprenden en «Visions of life» o pasando por esa recta final en la que «Fluffy» es la invitación a la locura a la que todos nos sumamos y en la que «Giant peach» es el claro ejemplo de rock con ímpetu y tinte malvado que puede llegar a estadios. Todo ello con una frontwoman que acaba un concierto tirada encima del público, como en la mejor versión del rock de décadas pasadas.

Furia, energía, momentos psicodélicos, mala baba y sentimiento en muchos momentos. Una montaña rusa musical noventera en los tiempos que corren que no es más que pura personalidad y arrojo. Una banda con nombre propio y un puto ciclón musical sobre el escenario. Poderío en festivales y nombre clave en el circuito de salas europeo. Son WOLF ALICE y aúllan como nunca.

Miguel Rivera